BENJI

jueves, 26 de noviembre de 2009

HISTORIA: Ya lo pasado, pasado.

¿Real o mito?
2012
Los Mayas, adelantados siempre en el estudio de las ciencias y de la astronomía, ante otras tribus respetados como sabios, grababan en barro, piedra, jade o jadeíta, presagios o profecías con respecto al destino de sus reyes y personajes importantes, así como también sobre el destino del planeta tierra y del universo, haciendo referencia a los cometas, los eclipses de sol y luna, erupciones volcánicas, terremotos terrestres y marítimos, así como de otro tipo de catástrofes o cataclismos. Dentro de las mismas anotaciones, códigos o dibujos realizados por los mayas, los arqueólogos, descubrieron que el Calendario Maya, (también llamado Calendario Azteca), termina su ciclo en el año Dos mil doce, de ahí que han nacido todo tipo de profecías, mitos y creencias, con lo que la gente de la época moderna, ha querido correlacionar estos hechos con el Apocalipsis, el cual se encuentra en una parte o más bien en el último capitulo de la Santa Biblia después del Segundo Testamento; y como esto anterior está basado en creencias religiosas estrictamente Cristianas o sea después de Cristo, es por lo que se debe tomar en consideración que esta parte de la Biblia también habla en forma metafórica sobre el final de los días, por lo cual se debe tomar en consideración , que no toda la gente del mundo lleva a cabo de la misma manera la interpretación de lo escrito en el capítulo del Apocalipsis y que tampoco toda la gente del mundo rige su vida en base a la religión Cristiana. Así pues hay que tomar en consideración también, que estudios Étnicos, Científicos, astronómicos y astrológicos, han demostrado que los Mayas, en otras escrituras de profecías talladas o pintadas en pirámides, templos y portones de los mismos, que el final del Calendario Maya, era el final de un ciclo, y que después de este se comenzaba desde cero una nueva era o época, sin la necesidad del fin de la vida humana o del fin del planeta Tierra (Nuestro Mundo).

¿Y USTED, QUE OPINA?
“DESPUES DE TODO FIN, SIEMPRE HAY UN NUEVO COMIENZO”
Cultura Maya.


FERNANDA LARRAÑAGA FRIAS

ESPAÑOL: Letras y mas.


BIOGRAFIA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
En Orihuela, un pequeño pueblo del Levante español, rodeada del oasis exuberante de la huerta del Segura, nació Miguel Hernández el 30 de octubre de 1910. Hijo de un contratante de ganado, su niñez y adolescencia transcurren por la aireada y luminosa sierra oriolana tras un pequeño hato de cabras. En medio de la naturaleza contempla maravillado sus misterios: la luna y las estrellas, la lluvia, las propiedades de diversas hierbas, los ritos de la fecundación de los animales. Por las tardes ordeña las cabras y se dedica a repartir la leche por el vecindario. Sólo el breve paréntesis de unos años interrumpe esta vidad para asistir a la Escuela del Ave María, anexa al Colegio de Santo Domingo, donde estudia gramática, aritmética, geografía y religión, descollando por su extraordinario talento. En 1925, a los quince años de edad, tiene que abandonar el colegio para volver a conducir cabras por las cercanías de Orihuela. Pero sabe embellecer esta vida monótona con la lectura de numerosos libros de Gabriel y Galán, Miró, Zorrilla, Rubén Dario, que caen en sus manos y depositan en su espíritu ávido el germen de la poesía.
El poeta en la cárcel En la primavera de 1939, ante la desbandada general del frente republicano, Miguel Hernández intenta cruzar la frontera portuguesa y es devuelto a las autoridades españolas. Así comienza su larga peregrinación por cárceles: Sevilla, Madrid. Difícil imaginarnos la vida en las prisiones en los meses posteriores a la guerra. Inesperadamente, a mediados de septiembre de 1939, es puesto en libertad. Fatídicamente, arrastrado por el amor a los suyos, se dirige a Orihuela, donde es encarcelado de nuevo en el seminario de San Miguel, convertido en prisión. El poeta -como dice lleno de amargura- sigue "haciendo turismo" por las cárceles de Madrid, Ocaña, Alicante, hasta que en su indefenso organismo se declara una "tuberculosis pulmonar aguda" que se extiende a ambos pulmones, alcanzando proporciones tan alarmantes que hasta el intento de trasladarlo al Sanatorio Penitenciario de Porta Coeli resulta imposible. Entre dolores acerbos, hemorragias agudas, golpes de tos, Miguel Hernández se va consumiendo inexorablemente. El 28 de marzo de 1942 expira a los treinta y un años de edad.
Ricardo Rosas.